Editorial
Regreso a la nueva normalidad, el semáforo amarillo en Guerrero, pero nada cambia en México. Cada día amanecemos con nuevos casos de corrupción y “video-escándalos”, y las reformas para enfrentarla, prometidas por el Presidente AMLO, corren el riesgo de ser bloqueadas por su aliado incondicional, el PT, tras la disputa de la Mesa Directiva de San Lázaro. En cuestión económica tampoco hay buenas noticias: se vaticina la peor crisis económica en el país por la pandemia del Covid-19, además del petróleo que baja de precio, mientras que el dólar, la gasolina, la electricidad para los hogares, la inflación y el desempleo siguen subiendo, eso sí, todos estos aumentos habrá sortearlos con un nuevo informe de gobierno lleno de triunfalismo. La cuestión política tampoco está mejor. Aquí en Guerrero sigue sin resolverse la crisis de Ayotzinapa y se vienen las campañas con partidos sin credibilidad para el próximo año. Hasta el árbitro electoral terminará mal el año, pues el INE ya dio paso a que México Libre –de Felipe Calderón-, se convierta en partido político. En suma, está siendo un mal 2020, pero el 2021 se ve peor. No se ve por dónde amaine la tormenta.