Editorial
Más allá de los daños materiales y linchamientos que casi terminan en muertes, cada día existe una sociedad más harta de la delincuencia común y los constantes asaltos. Aunque en las últimas semanas la crisis económica ha recrudecido producto de la pandemia del Coronavirus, y con ello los robos han aumentado, han saltado a la fama “la justicia por propia mano” que los propios afectados han materializado y que se han virilizado en redes sociales. Pero, a pesar del daño que han sufrido los fallidos delincuentes a manos de sus propias víctimas, se les debe aplicar la ley con rigor, sin que la gente confunda los derechos humanos, pues ya basta de intromisión en cualquier manifestación. Sin caer en provocaciones, debe actuarse con frialdad ante este tipo de sujetos que, bajo el esquema de la pobreza, se escudan en que delinquen por necesidad, pero ya basta de chantajes pues son muchos los mexicanos que salen a trabajar honradamente. Debemos hacer público nuestro malestar por estas acciones que buscan dividir a la sociedad a través de la violencia e inclinarnos por el lado positivo, a fin de reencontrar a la sociedad con las instituciones en lugar de polarizarla.