Editorial
Es desafortunado y triste que nuestro país dé una cara violenta al mundo y que ello genere una percepción de inseguridad y desconfianza para invertir en México, pero desafortunadamente ese rostro no se puede tapar con un dedo. Nada de lo que quedó expuesto en el año 2014 con la desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa y la muerte de tres más es una invención. También es importante que tanto la sociedad como las actuales autoridades federales deben mostrar mayor cordura sobre la tragedia de Iguala de hace casi 6 años. El gobierno federal ha tomado la batuta de las investigaciones e incluso ha liberado órdenes de aprehensión contra personajes del gobierno de Enrique Peña Nieto, éste último responsable directo por dirigir de forma errónea el gobierno durante la tragedia, aunque no se trata de actuar con sesgo político y linchar al PRI, ni de que cada quien lleve agua a su molino. De parte de la autoridad esperemos mayor seriedad e informar de manera más humana que técnica, no como las conferencias del subsecretario Alejandro Encinas para decir cosas obvias o ya sabidas, generando expectativas falsas, independientemente de que se tenga que investigar hasta el final.