Editorial
El PRI gobernó este País durante 70 años e implantó la corrupción como sistema de gobierno. Aunque ya hubo transición en los gobiernos, tanto locales como federales, los otros partidos políticos demostraron que no resistieron la tentación y también adoptaron la corrupción como suya. El vicio de la corrupción se ha arraigado porque el que corrompe no se siente culpable y el que se deja corromper se refugia en que reparte y comparte. La corrupción se agravó cuando los que ejercen el poder se sintieron dueños del erario e intocables porque todos hacen lo mismo y nadie acusa a nadie. Pero también hay funcionarios públicos honrados, empleados honestos que cumplen con sus obligaciones. Cuando llamemos a las cosas y a las personas por su nombre comenzaremos a corregir la percepción de que la corrupción es algo cultural implantada en toda la sociedad, no es así, es la cultura de la clase política y de quienes consideran el dinero y poder como los valores supremos.