Roca de la eternidad
Fuiste abierta tú por mí,
Se mi escondedero fiel,
Sólo encuentro paz en ti,
Rico, limpio manantial
En el cual lavado fui.
Aunque sea siempre fiel,
Aunque llore sin cesar,
Del pecado no podré
Justificación lograr;
Sólo en ti, teniendo fe,
Deuda tal podré pagar.
Mientras haya de vivir,
Y al instante de expirar;
Cuando vaya a responder
En tu augusto tribunal,
Se mi escondedero fiel,
Roca de la eternidad.
Traducción: Thomas M. Westrup
Venid, celebremos alegremente a Jehová: cantemos con júbilo a la roca de nuestra salud.
Venid, adoremos y postrémonos; arrodillémonos delante de Jehová nuestro hacedor (Salmo 95.1,6).
Texto enviado por Alfredo Bustos Ruiz de la Iglesia Nacional Presbiteriana Conservadora “El Buen Pastor”.
Ubicada en 16 de Septiembre N° 27, en el Centro de Chilpancingo, Gro.