Editorial
El desvelo hoy de quienes dan trabajo en Guerrero es juntar dinero para pagar los salarios de marzo, un mes en el que un tercio de los días se vieron afectados por la cuarentena. Y el resto de marzo transcurrió a media máquina para muchos, porque las recomendaciones de evitar las reuniones y someterse a aislamiento ya se hacían sentir. Algunos, a duras penas, echando mano a alguna reserva, podrán pagar los salarios de marzo. De un día a otro varios negocios debieron cerrar sus puertas y las ventas pasaron a cero. Otros todavía no saben qué harán. Ni cómo imaginar el panorama en abril. Todos esperan un salvataje más concreto por parte del gobierno federal: suspensión de obligaciones fiscales y recibos de agua y luz, deducción especial de Ganancias para quienes mantengan la nómina salarial y una pausa gigantesca de todas las cargas de la seguridad social hasta que pase la crisis sanitaria. Hasta el momento no ha llegado ningún solo peso a Guerrero del gobierno federal. El presidente Andrés Manuel López Obrador dijo que primero los pobres, esperemos que siga en pie su discurso.