Editorial
En México existe la clase intocable no importa el partido que gobierno el país, y a ésta pertenecen los políticos. ¿Cómo es posible que el recorte presupuestal no haya tocado ni un solo peso a diputados, senadores, partidos políticos, INE, etcétera, que tienen asignadas cantidades de miles de millones de pesos para sus gastos, en la mayoría de los casos personales (camionetas, personal de seguridad, viajes, seguro de gastos médicos, dietas y un sinnúmero de gastos por otros conceptos)? Sin embargo, el Gobierno federal recorta gastos a rubros que son muy necesarios, principalmente en Guerrero, donde se anunció que afectará las pensiones de jubilados del SUSPEG, los migrantes, las vacunas y medicamentos y la educación. Parece que existe un contubernio entre el Gobierno y la clase política de que ninguno toca al otro y todos contentos, y el pueblo, que siga o empeore, al fin no puede hacer nada. No cabe duda que este Gobierno es el alcahuete de los funcionarios abusivos y ladrones. Ojalá se ponga las pilas el presidente Andrés Manuel López Obrador y ponga orden en sus funcionarios.