Por César González Guerrero
Por ahí se dice que para un “pleito” se necesitan dos partes. Por supuesto el objeto y el sujeto del Conflicto. Pero se da el caso de que en algunas veces solo basta con uno y si ese uno no tiene con quien conflictuarse se conflictua consigo mismo. O sea que no requiere de otra parte.
El conflicto es una situación determinada que surge en función de la convivencia humana, traducido matemáticamente se puede decir que a menor población menos conflictos y a mayor población mayores conflictos.
Es por ello que el Conflicto se considera como parte de un proceso natural, solo que se denomina filosóficamente como Contradicción, parte fundamental del pensamiento dialectico. Y desde luego que los Conflictos son para resolverse y solucionar problemas de la mejor manera, avanzando siempre en el mejoramiento de la sociedad y el individuo mismo.
El Conflicto se puede definir como una situación de antagonismo, problema, crisis, confrontación, desacuerdo, dificultad, rivalidad, oposición o desequilibrio que se presenta en las ideas y acciones del ser humano o en cosas, derivado de varios factores. El Conflicto es universal, puede ser individual o colectivo, material o espiritual, público o privado. O bien puede ser económico, político o social. El Conflicto se presenta en varias formas. El Conflicto en el ser humano no tiene edad, tampoco preferencias de ningún tipo. El Conflicto puede ser temporal o permanente y concluye hasta que una de las partes cede o es dominada o vencida. En ocasiones, casi la mayoría de las veces los Conflictos terminan con la guerra y hasta con la muerte, aunque en muchas ocasiones los Conflictos siguen a pesar de la muerte de una o de las dos partes.
En la realidad se observan una gran diversidad de Conflictos en el desarrollo del ser humano y la propia sociedad. De tal manera que es de acuerdo con las circunstancias como se presentan este tipo Conflictos. Unos no graves y otros muy graves, unos intrascendentes y otros muy trascendentes, unos que impactan y otros que no impactan. Como sea, los Conflictos si afectan la relación y convivencia humana.
El desarrollo de la sociedad y del individuo, en el marco de su interacción, siempre estará sujeto a una serie de situaciones conflictivas que sin pretenderlo se van a presentar de manera natural, y para aquellos que creen en lo fenomenológico, como obra divina.
Así vemos como, desde el origen del hombre y de la propia vida, como se ha dicho, tenemos que enfrentar diversos momentos difíciles. Ya en el transcurso del desarrollo humano, en todas sus etapas, estas situaciones complicadas adquieren mayores dimensiones por lo que a grandes males grandes remedios.
En su momento, y sin profundizar en el tema, los filósofos racionalistas y materialistas aportaron principios que actualmente nos sirven como base para reconocer que el hombre genéricamente hablando, si puede superar sus Conflictos a través del dialogo y la concertación.
En lo individual, en la familia y en la sociedad los Conflictos se hacen porque la naturaleza y el ser humano van de la mano. Es por ello que en nuestros pueblos, rurales y urbanos, los Conflictos están a la orden del día. No se respeta parentesco, cultura, educación, edad, sexo, etc. En el conflicto entran todos y todas. La equidad de género en todo su esplendor.
La pregunta es: ¿habrá alguien que viva sin conflictos?
Una pregunta más: ¿algún día se terminarán los conflictos?
Mi respuesta y opinión personal, sin pretender causar polémica, es concreta: No.
Pero eso sí, siempre hay que tratar de evitar y superar los conflictos con inteligencia, tolerancia y paciencia, decía Kaliman: “mucha paciencia”.
Como individuo y ciudadano, como familia, todos tenemos la obligación moral de contribuir a lograr una sociedad sin Conflictos. Es tarea de las autoridades en sus tres niveles de gobierno, quienes deben coordinar esfuerzos y responsabilidades para formar y forjar nuevos y mejores ciudadanos. Ese es el gran reto. Ya veremos.
