Editorial
La nota indignante de una joven suplicante y desesperada que exige justicia para encarcelar a su ex novio que casi la asesina a golpes por un ataque de celos, revuelve el estómago y deja sin palabras. Nos vuelve a recordar -como si fuese posible olvidarlo- que la justicia en México es un derecho inexistente, que no se demanda ni se exige, se súplica ante las altas esferas del poder, esperando mover hacia la compasión y apelando a la lástima o al temor al escarnio de hacer evidente una vez más la ausencia del Estado respecto a una lacerante realidad que desde el discurso oficial se niega a reconocer por la probada incapacidad e ineptitud de las autoridades impartidoras de justicia para cumplir y hacer cumplir la ley. Frustra la idea que en Guerrero la federación no envíe el suficiente personal policíaco para hacer frente a la inseguridad, que en las últimas horas ha desatado enfrentamientos en la Sierra de Leonardo Bravo (Chichihualco).