Editorial
Si bien es cierto que cualquier forma de violencia es reprobable y no se debe de defender a los violentos, parece que una vez más quedó demostrado que en México la justicia tiene un precio y se pone a modo. Tan solo basta recordar cuando han metido a la cárcel a los fanáticos revoltosos en los estadios de fútbol. Hemos visto casos de violencia explícita en la Ciudad de México, Oaxaca y Guerrero, donde se bloquean carreteras por horas, se realizan pintas, se destruyen e incendian edificios públicos y nunca se ha llegado a una sanción así. La justicia en México huele a huevo podrido. Consejo para los fans del fútbol: si un día se les ocurre hacer tonterías como ésas otra vez, pónganse una playera de un partido político de izquierda, y la Tremenda Corte de Justicia de la Nación protegerá su derecho a la “libre expresión”.
