Editorial
Es lamentable que los estándares que maneja el Instituto Nacional Electoral sean tan raquíticos y los ciudadanos no tengamos garantías de quién es realmente la persona por la que votaremos en el 2021. Si en todo trabajo es requisito presentar un currículo, el INE también debería obligar a los aspirantes a una candidatura a hacer público su perfil, y en caso de ganar, su declaración patrimonial. Los diputados y senadores deben trabajar a exprofeso para evitar que los políticos y funcionarios públicos, tanto de izquierda como de derecha, sigan enriqueciéndose sin que les exijan rendir cuentas. Siempre se ha visto o sabido de que alguien entra a la política, generalmente transforma su situación económica, desde los operadores políticos que desvían recursos para mejorar sus casas, hasta quienes roban a gran escala desde algún cargo alcanzado. Nada hay de aquella frase que inmortalizó a don Juan Álvarez “pobre entré a la presidencia y pobre salgo de ella”. Sin embargo, los electores debemos de considerar estos aspectos, para reflexionar por quién sufragar e ir dejando atrás la coacción del voto y tanto viejos vicios.
