Editorial
Es triste ver que todas las promesas de campaña hechas por nuestro Presidente Andrés Manuel López Obrador, en las que él estaba dispuesto a estampar su firma, ahora se vean lejanas e incumplidas por funcionarios ineptos y arrogantes. Ahora vemos un gobernante inseguro e incapaz de enfrentar todos los retos, carencias e inseguridad que tiene nuestro País, gracias a la opacidad de los funcionarios que eligió. Pero lo peor está por venir, ya que la mayoría de programas federales están detenidos, como el fertilizante en Guerrero. De continuar los desaciertos, en unos años estaremos como Venezuela: desbocada la inflación, devaluaciones crónicas y carencia de los productos básicos. Sin contar sus enfermizas reacciones ante la frustración, como cierres en Reforma o de pozos petroleros. Mientras tanto, nuestro México va a la deriva, en medio de aguas turbulentas, saqueado e inseguro y su capitán lo abandona, prefiere navegar en el tranquilo mar de su invención, bajo el lema: “yo tengo otros datos”.
