Editorial
Durante la celebración del Día del Niño, fue notorio ver a padres por las calles cargando mascotas para regalarlas. Lamentablemente, día tras día crece la población de perros abandonados en el país. No son pocos los canes que son puestos a “dormir” dentro de los antirrábicos. No obstante este problema, no cesan las personas que, por emoción generalmente, deciden hacerse de un perro. Este fenómeno se presenta especialmente en fechas en que el consumo invita a las personas a adquirir mercancías para demostrar su afecto, como lo vimos el pasado 30 de abril. A pesar de que los perros no son una mercancía, se les trata como tal, pues son regalados sin tomarse en cuenta los cuidados que se requieren para su sano desarrollo. Los criaderos de perros son un fomento constante a este consumismo. Si se suman los criaderos junto con el deseo de consumo, las cosas resultan en un alto índice de perros indigentes que terminarán siendo perros muertos. Es necesario que las personas tomen conciencia de la responsabilidad que implica tener mascotas; el gobierno requiere tomar cartas en el asunto.