La capital
Marcelo VILLANUEVA LUNA
La sociedad del estado de Guerrero y del país, lamentablemente sigue avanzando lentamente a escenarios desastrosos, algo nunca antes vistos, ya que los grupos de la delincuencia organizada siguen aterrorizando a las comunidades pobres, ocasionando el abandono de familias humildes para ponerse a salvo, se han ido de sus comunidades para estar en calidad de refugiados en otros pueblos.
Los casos de desplazados de Tlaltempanapa del municipio de Zitlala y de otras comunidades de Chichihualco, tuvieron que abandonar sus pueblos, dejando las tierras, sus casas, ganado y todo lo poco que ellos tenían de propiedades, para establecerse en un lugar completamente desconocido, a la deriva, sin tener alimentos, techo, seguridad y estabilidad.
Es la triste realidad de los pueblos desplazados, decenas de familias, niños, mujeres y ancianos que están en calidad de refugiados en otros sitios diferentes y ajenos a sus comunidades de origen; cambiar de vida de la noche a la mañana, para vivir en pésimas condiciones no es una opción de buena vida y salud, es más bien vivir en un estado de Guerra.
Es como si el estado en este momento se encontrara en guerra o invadido por la delincuencia, porque tienen que abandonar sus hogares para poder salvar sus vidas, aunque las condiciones de vida sean deplorables. El dolor de ser desplazado y dejar tu casa por medio de la presión y la amenaza de muerte, es algo lamentable y horroroso que nadie pudiera padecer; pero la sociedad se ha descompuesto tanto que no se encuentra ahora una salida a la problemática social y el repunte de los grupos delincuenciales, los grupos del terror que mantienen sometidos a todos, desde los gobiernos y la misma sociedad.
Por otro lado, es que hay fuerzas castrenses y militares, además de todo un sistema de gobierno desde arriba hasta los pies, pero, ninguno de ellos ha podido combatir estos grupos que se han dedicado a sembrar el terror, la inestabilidad social haciendo más pobres a las gentes de esas comunidades que tienen que abandonar sus hogares, para ubicarse en calidad de arrimados en otros puntos del estado, cargando con sus pocas pertenencias que llevan, la mera verdad es una realidad muy triste y lamentable que están padeciendo estas personas que dejaron todo para trasladarse a vivir en una cancha de básquet bol o en una comisaria.