La capital
Marcelo VILLANUEVA LUNA
Será porque los tiempos ya cambiaron, pero la juventud de hoy precisamente de los niveles de estudios medio superior, han mostrado poco interés por la educación y la superación personal, algunos ven al estudio como el camino poco interesante para vivir mejor; más bien como un lastre que a su edad mejor prefieren ocupar su tiempo en otras cosas como el chat, la diversión, el sexo o tomar cerveza.
El contexto social, político y económico en el cual se está desarrollando este escenario, en el que el protagonista es el joven o adolecente recién salido de la secundaria, ha sido muy engañoso, a lo mejor lleva una carga de negatividad en la formación del muchacho, mismo que a su edad no alcanza a visualizar la importancia del estudio y tienen muchos de ellos una actitud valemadrista.
Es algo muy delicado jugar con el destino, más cuando no se tiene una claridad hacia dónde se quiere llegar, cuando hacen faltas metas fijadas, propósitos y planes a corto y largo plazo y el joven piensa que es la misma cosa tener estudios o una licenciatura terminada a no tener un título universitario, ésta es una de las razones por la que el adolecente toma ese tipo de actitudes “valemadrista” y confusa a su manera de ver las cosas en una sociedad deshumanizada y cada vez más complicada.
Ese bajo interés por estudiar, por aprender y por prepararse para el futuro se ve muy claramente en que muchos estudiantes del nivel de preparatoria les da lo mismo reprobar una materia que reprobar siete; claro que no son todos los que tienen esos pensamientos, si una mayoría adopta esas actitudes.
Otros de los caso les da lo mismo recusar todo un semestre dos materias, que irse a un extraordinario. Para ello es algo que no importa mucho y es por eso que cada inicio de semestre hay largas filas de jóvenes pagando en ventanilla de las escuelas para tener derecho a un examen extraordinario, son cantidades enormes de jóvenes reprobados en cada escuela, hay algunos que reprueban tres materias por semestre, otros cuatro, cinco o más bien todo un semestre completo.
Esas altas cifras de reprobados en las escuelas tanto de secundaria y del nivel bachillerato, sí debe preocupar a las autoridades educativas, a los profesores, a los directivos y al mismo gobierno. Todo aquel que esté involucrado en el sector educativo debe preocuparse esta triste realidad, Guerrero y México no puede seguir por el camino de largas estadísticas de jóvenes repetidores o reprobados en los centros de educación, se supone que cada año se destinan millones y millones de pesos para este sector y los resultados se ven pocos tangibles.
Se tienen que diseñar nuevas estrategias para revertir esa alta cifra de reprobados en cada ciclo escolar, la juventud de hoy tiene que transitar por nuevos caminos, de lo contrario esta sociedad no va a mejorar en el futuro.