Editorial
La ola de violencia que enfrenta México tiene su expresión más alarmante en el crecimiento sostenido de las tasas de homicidios dolosos. Dentro de esta epidemia, los homicidios de mujeres por razones de género -o feminicidios– no pueden quedar fuera de la discusión pública, mucho menos de la elaboración de diagnósticos y la búsqueda de mejores respuestas para prevenirlos y perseguirlos. Se estima que cada día 7.51 mujeres en México son asesinadas. Sus cuerpos son encontrados en sus casas o expuestos en lugares públicos, barrancos, contenedores de basura. Se encuentran golpeadas, apuñaladas, calcinadas, estranguladas y/o asfixiadas, muchas veces después de haber sido víctimas de violación sexual. Por ello, urge como primer paso para cambiar esta realidad, revertir la naturalización de la violencia contra las mujeres y ampliar el debate para comprender mejor los factores culturales, sociales y legales vinculados a los feminicidios. La falta de prevención y la no atención a las denuncias de las mujeres víctimas de violencia pueden derivar en hechos irreparables como lo es el feminicidio, por ello urge atender estos casos.