Editorial
Es una verdadera tristeza que en México no exista una cultura para ayudar a los discapacitados, pues es común observar ocupados por “discapacitados mentales” los estacionamientos designados exclusivamente para este sector vulnerable. Lo peos es que no solo el ciudadano común actúa contra los minusválidos, sino también el propio gobierno. Pues si bien en teoría, hay muchos beneficios para ellos, como son placas que circulan todos los días y no pagan parquímetro, pasaportes a mitad de precio, etcétera. Pero la realidad es que para las placas tienen que ir a oficinas para que les den una cita y después ir a que los valore un médico de ellos. Luego de todo esto, les dan una carta dirigida a la oficina que te expide las placas. Todo este trámite les toma aproximadamente dos semanas. Para el pasaporte tienen que ir a la valoración y que les dan el «certificado» para que la oficina de pasaportes los reconozca, aunque estén en silla de ruedas. Mientras que, en Estados Unidos para sacar un permiso de discapacitados, solo basta con llegar a la oficina de control de vehículos, decir lo que necesitas, y en un máximo 15 minutos se resuelve el asunto. Es más discriminatorio lo que hacen aquí en México.
