Editorial
Sin duda, hay temas más importantes que los matrimonios gays en la agenda política, pero por ser un asunto electorero, se pone en primera plana para acaparar votos. ¿Es más importante que las personas con diferentes preferencias sexuales tengan permiso para contraer matrimonio legal, que desarraigar la corrupción del Gobierno y sus socios? Nunca nos preguntan a la ciudadanía si estamos a favor o en contra de las tretas que inventan para disimular lo que desde luego buscaríamos: lo vital y necesario que estamos esperando para disminuir nuestro mal humor. ¿No es más importante, y desde luego imprescindible, la salud de millones de personas de México por la amenaza de la variante Ómicron del Covid-19 para votantes y personas que todavía no pasan por esa “libertad y obligación cívica”? Esto puede llamarse corrupción, soborno, transa, trata de conciencias, espejitos y chucherías sin valor que los políticos cambian por votos. Esto sólo puede redundar en tener más apátridas y corruptos en nuestro honorable Congreso de la Unión.