Editorial
Se inició en las faldas del cerro del parque El Veladero, en la colonia Cuauhtémoc del puerto de Acapulco, con el hallazgo de varios cadáveres en fosas clandestinas y muchos más que siguen sin aparecer. Si a esto le sumamos los cientos de cuerpos encontrados en otras fosas clandestinas en Guerrero (específicamente en Iguala, Chilpancingo y Chilapa), nos hace recordar el holocausto de la Segunda Guerra Mundial, que está ocurriendo en el “México de la Cuarta Transformación”, en donde dice administrar por primera vez un presidente surgido de un partido de izquierda. Para los mexicanos y para los guerrerenses, esto es un agravio que no se debe tolerar. Por si fuera poco, nuestro país tiene que cargar con el estigma mundial de haber “desaparecido” a los 43 estudiantes normalistas de Ayotzinapa, porque sabemos que este es un delito que ofende a la humanidad. Las “desapariciones” y hallazgos de fosas clandestinas en nuestro país se están volviendo cotidianas, por lo que estos delitos deben ser sancionados no sólo con destituciones, sino con cárcel y con restitución del daño. Ya basta de tanta impunidad.
