Editorial
Los políticos mexicanos en su mayoría se oponen a la Ley 3de3. Era de esperarse que protegieran sus fortunas mal habidas, pues ninguno se daría un tiro en el pie. El PRI y el PAN en sus respectivos gobiernos manejaron los recursos públicos con total opacidad y cuando se creía que con el partido guinda en el poder la situación sería diferente, en los estados y municipios existe un manejo poco transparente de los recursos de los funcionarios. El presidente Andrés Manuel López Obrador debe poner el ejemplo obligando a todo su gabinete a entrar a la Ley 3de3 como lo hizo él en su momento. El que nada debe nada teme. Pero como siempre sucede en este tipo de situaciones, nuestros políticos buscan la democracia y la transparencia, pero sin medida se enriquecen. Buscan la justicia, pero no la practican. Buscan la unión, pero entre ellos hay división. Buscan la equidad, pero en los millones de pobres no existe. Buscan la honestidad, pero auspician la corrupción. Entre las responsabilidades de los políticos también están la de escuchar, la de atender, la de solucionar, la de empatizar y la de trabajar en favor de su país y de su pueblo. La Nación lo pide y lo exige.