Editorial
El pasado 9 de octubre se cumplieron 24 años de que, Acapulco vivió la noche más larga de su historia, cuando el huracán Paulina devastó la parte alta del anfiteatro porteño y colonias de la zona suburbana de este destino. Aunque fue una situación que no se olvida, lamentablemente, en Guerrero, aún pueden ser visibles las zonas afectadas por la tormenta Manuel y el huracán Ingrid del año 2013 en zonas apartadas o lugares marginados, por corrupción o por ineficacia de las dependencias encargadas de la reconstrucción, cuando nuevos fenómenos naturales amenazan a nuestra entidad, como recientemente ocurrió con el terremoto de 7.1 grados. Esperemos que las autoridades tomen las precauciones necesarias para salvar vidas y, si también es posible, bienes materiales. En años anteriores se perdieron vidas a causa de que no se tomaron las precauciones pertinentes. En la pérdida de casas, también influyó el que fueron construidas en lugares propensos a las inundaciones. Todo esto que ha pasado en Guerrero debe ser tomado en cuenta en los próximos años para evitar que se repita una nueva tragedia.