Editorial
Qué decepcionante es la política mexicana, al saber que el pronóstico para 2021-2024 no es halagüeño. Muchos ayuntamientos y administraciones estatales que serán gobernados por los ganadores de las contiendas pasadas, no se han dado cuenta que no llegarán a administrar bienes, sino deudas, pues la administración pública está en quiebra. Es imperdonable que los gobernantes se empeñen en dejar al País con mayores deudas. Tanto a nivel municipal como estatal e incluso federal, los politiquillos en turno se aprovechan de sus puestos para enriquecerse ilícitamente, además de desproporcionadamente, y sin importar cómo las deudas encarecen y empobrecen a los ciudadanos comunes y corrientes, endeudan a nuestra nación sin explicación alguna. El PAN desperdició la oportunidad de los grandes cambios con el precio del petróleo a su máximo apogeo para beneficio de todos en sus dos sexenios, pero lo que sí hizo, y muy bien, fue ahorrar. Con Peña Nieto, esos ahorros se fueron al caño gracias a los malos manejos y pésimas administraciones de los supuestos sabedores priistas. Lo peor es que la 4T no sabe qué hacer con el desastre que dejaron las administraciones pasadas.
