Editorial
Los precandidatos de los partidos políticos a algún puesto de elección popular no debieron haber regresado a sus puestos, porque se la pasan buscando oportunidades sin correr riesgo alguno y descuidan la función que deben cumplir. En todas las administraciones se ha dado el “chapulineo político”, ya que muchos diputados, regidores, síndicos o alcaldes, siempre quieren subir un escaño más en el presupuesto de la política y no terminan los proyectos, digamos, en el caso de que los tengan y que no sean de índole personal. En cambio, cualquier trabajador se juega su destino al intentar cambiar de trabajo y no es justo que, por ejemplo, ahora los diputados y ediles que regresan a sus cargos, se sigan embolsando el erario del pueblo sin trabajar. Por eso debe regularse para que quien ocupe algún cargo esté obligado a terminarlo o en su caso se dedique a otra cosa en la que pueda rendir mejor, pero ¿qué autoridad estará por encima de ellos que así sea?… se busca.