Editorial
Es el dilema ante el cual nos encontramos la mayoría de los ciudadanos a pesar del bombardeo publicitario de todos los partidos, llenos de mentiras, de logros no alcanzados, de promesas no cumplidas. Es un dilema porque sabemos que es nuestra obligación acudir a las urnas a expresar y decidir en quién depositamos nuestra confianza para ser gobernados el próximo año. Dilema también porque hemos perdido la confianza. Ya no creemos en ningún partido ni en sus representantes, que, bien llamados chapulines, brincan de una fracción a otra, de un puesto a otro, sin tener amor a su camiseta. Tienen amor tan sólo a los beneficios o moches que su futuro puesto les pueda significar. Están dispuestos en su mayoría a ser cómplices de toda la corrupción y la falta de Gobierno que nos aqueja si eso les redituará algún beneficio personal. Muchos se preguntan: ¿por quién voy a votar en el 2021? Porque es un deber como ciudadano de este País hacerlo, pero, desgraciadamente, muchos ya no creen en ningún político ni en los partidos a los que representan.
