Editorial
Da rabia la situación que está viviendo Guerrero, por la opacidad de las autoridades que no intervienen ante las protestas, para evitar que el estado se convulsione como ya ha sucedido en otras entidades del país y al parecer es lo que busca los manifestantes. El tema no solo es culpa de los políticos, sino de las organizaciones sociales que, ante una causa justa, ante la indignación de lo que pasó en Iguala, muestra su agresión contra oficinas públicas y monumentos a la Patria. ¿Qué no recuerdan a Gandhi con su lema de no violencia? ¿Por qué amolar destruyendo el patrimonio de nuestro estado? Sin duda la mayoría de los guerrerenses están en contra de los responsables de la situación de Ayotzinapa y de las desapariciones de los estudiantes, que no quepa duda, pero están echando más gasolina al incendio con estas destrucciones. Creo que lograremos más con nuestro desprecio a la clase política deshonesta, con nuestra participación en las redes sociales exigiendo honradez y buen Gobierno, pero no por eso defendamos a quienes destruyen a la entidad.