Editorial
A poco menos de un año de las elecciones en Guerrero donde se renovarán los 81 ayuntamientos, el Congreso local y la Cámara de Diputados, los adelantados ya inundan de propaganda los municipios donde pretenden gobernar. La sociedad está cansada de la avalancha de miles de anuncios de políticos, un desperdicio de recursos en un país con tantas carencias esenciales, que denota una absoluta falta de sensibilidad de la clase política ya totalmente disociada de la ciudadanía. Es tal la soberbia de la partidocracia que no se dan cuenta del hartazgo social, creyendo que inundándonos de anuncios cuyo contenido nadie cree vamos a cambiar nuestra percepción de que, salvo escasísimas excepciones, son corruptos, ineptos y demagogos y que sólo buscan el voto popular en su propio beneficio y para seguir medrando del presupuesto. Si tuvieran un poco de vergüenza, usarían esos recursos en atender la pandemia del Covid-19, hospitales, escuelas y obra social y no en ese grosero e inútil derroche que es una bofetada a la gente más humilde.
