Editorial
Es muy lamentable que se hayan cancelado este año varias reservaciones, eventos y conciertos en Acapulco, a causa de la pandemia provocada por el Coronavirus. Por desgracia, esto afecta a los sectores más vulnerables como son los prestadores de servicios turísticos. Además, se suman los hechos de violencia e inseguridad, aunado al derramamiento de aguas negras a la bahía, lo que en conjunto hacen reconsiderar al turista si quiere ir en realidad a este destino guerrerense por carecer de garantías. Y lo peor es que muchos comerciantes ambulantes y turisteros ya están cansados de estar sin que les permitan trabajar para obtener ingresos para sus familias. Desafortunadamente por este hartazgo, los prestadores de servicios han amenazado con enfrentarse contra los policías si no les permiten vender en las playas. Ante tal panorama, las autoridades deben tender puentes de entendimiento con los afectados, a fin de evitar mayores daños a quienes viven del turismo por el impacto de las acciones que realizan al bloquear la zona turística. Esperemos que las cosas no pasen a mayores.