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MÉXICO EN EL CONTEXTO DEL NUEVO ORDEN ECONÓMICO MUNDIAL

  • Por Diario Objetivo
  • 17/04/2020
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Por César González Guerrero

Los lamentables acontecimientos de la época actual nos obligan a analizar y reflexionar el cómo resolver los nuevos problemas y avanzar en el desarrollo económico de México, sin confrontaciones.

Son tiempos para actuar con un alto sentido de responsabilidad por parte de cada uno de los Sectores económicos que conforman la sociedad mexicana, pero más de quienes ejercen el poder para solucionar problemas. Y es que precisamente, en estos tiempos conflictivos, ese debe ser el objetivo, los gobiernos deben de ser oportunos, eficientes, eficaces y con visión de futuro, evitando decisiones improvisadas. Ahora y como siempre, el desarrollo económico requiere acciones concretas, planeadas, programadas, presupuestadas y evaluadas. De lo contrario todo será inútil.

En nuestro país la mayoría de la población se dedica a las actividades primarias, es decir a la producción de bienes y servicios, materia prima que en su mayor parte sirve para el autoconsumo, mientras que la actividad del sector secundario no alcanza a transformarse para su exportación. De tal manera que se llegó a un sector terciario de la economía con varias deficiencias, al grado que predomina la informalidad y con ella la competencia desleal que obstaculiza el pleno desarrollo.

Quizá por ello la economía mexicana, a pesar del enorme potencial que se tiene en recursos naturales, durante más de 100 años, no logra despegar y sigue anclada en el subdesarrollo tercermundista.

Se podrían encontrar muchas razones para justificar este atraso, pero en este caso no es el propósito. Al menos la intención no es polemizar, sino más bien una reflexión que trata de aportar una modesta opinión al respecto.

Recordemos que el proceso del desarrollo económico de México nos indica que antes de la Revolución Mexicana de 1917, las condiciones socioeconómicas no favorecían el progreso debido a las luchas y pugnas internas para la conformación del Estado Mexicano. Años más tarde, ya con la instrumentación de los Planes Sexenales iniciados con el Gobierno del General Lázaro Cárdenas (1934-1940), se experimentan logros como el fortalecimiento de las Instituciones, la paz social, estabilidad económica y política; todo ello en medio de la lucha de las potencias polarizadas en los principales bloques económicos mundiales: socialismo y capitalismo. O sea, la inestabilidad política y económica a nivel internacional coloca a México en una situación de conflicto ideológico, de tal manera que durante los años 1940-1980, aproximadamente, la Guerra Fría y sus consecuencias, nuevamente son motivo de un lento avance. Por supuesto que la lucha por el poder político en nuestro país se convierte en un nuevo obstáculo para el desarrollo económico.

Ahora, después de los años 1980-2000, en el inicio del nuevo milenio, la situación mundial cambia en todos los aspectos, y aunado al impacto político de las fuerzas ideológicas, ya sin la influencia del marxismo-leninismo, también nos enfrentamos a nuevos problemas como el cambio climático, producto de la contaminación ambiental mundial.

Pero lo más grave es que los nuevos liderazgos no han sido capaces de solucionar los problemas, y tal parece que las cosas son al revés, como se pueden observar los ejemplos de las revoluciones en nuestro continente que en su momento tuvieron excelentes expectativas: Cuba en 1954, Nicaragua en 1974, y los gobiernos «revolucionarios, democráticos y progresistas» para algunos o «populistas» para otros, de Chile, Argentina, Brasil, Ecuador, Perú, Venezuela, etc. Países que a pesar de todo, continúan en las mismas condiciones de hace muchos años. Y lo que es más lamentable, ahora resulta que aquellos que enarbolaron la lucha contra la pobreza y la corrupción y a favor del progreso de los pueblos, terminaron cumpliendo condenas delictivas.

La pregunta es que si las teorías históricas del desarrollo económico en el mundo, promovidas por grandes pensadores como Adam Smith y Carlos Marx entre otros, en el siglo XIX y XX respectivamente, no solucionan los problemas de la economía de cada uno de los países. ¿Qué podemos esperar de gobernantes carentes de ideología, experiencia y conocimientos científicos  para alcanzar  el desarrollo económico? Conste los ejemplos ahí están.

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