Editorial
Si bien no se puede estar de acuerdo con las razones de toda manifestación, hay que aceptar la libertad de expresión es un derecho de todo. El fin de semana pasado, diversos medios dieron cuenta cómo grupos católicos de hombres atacaron con palos y otros objetos a las mujeres feministas que salieron a marchar en la Ciudad de México, en el marco del Día Internacional de la Mujer. Por lo visto la grey católica no estaba muy a favor de las peticiones de las féminas, pero eso no era razón para actuar como lo hicieron y por ello fueron detenidos varios masculinos. Mucho del odio hacia las manifestaciones, principalmente las de las feministas como sucede en México, se deben al manejo de algunas líderes sin escrúpulos que obligan a sus integrantes a actuar radical. Aun así, no hay razón para no respetarlas. Si bien no nos agrada y nos quitan mucho tiempo, tampoco podemos poner a atacar a cuanta mujer tenemos enfrente. Eso es reprobable y debería castigarse seriamente.
