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COINCIDENCIAS…

  • Por Diario Objetivo
  • 16/12/2019
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En política no existen, se dice

 

Por Francisco López Mandujano 
Una semana antes de la ratificación del TMEC varios analistas políticos retomaron las declaraciones de empresarios mexicanos que decían que México estaba a punto de no solo firmar un Tratado Comercial ventajoso para USA, sino en que estaba dispuesto en ceder soberanía con tal de que ya se firmara. Acusaron además, que el Gobierno Federal los marginó en la última etapa de la negociación y que José Antonio Seade, el flamante negociador mexicano, se había ido por la libre. Él, lo negó, Marcelo Ebrard lo respaldó y el presidente muy a su estilo, dijo que esos eran otros datos, arremetiendo como es costumbre, en contra quienes levantaron la voz. Sin embargo, la duda ya permeaba, México cedía soberanía al permitir que USA mandara a nuestro territorio a una suerte de inspectores que debían de calificar si México estaba cumpliendo o no con los antojos de Trump en lo relacionado a lo Laboral, pero además, aceptaba ser penalizado en caso que no. En cuanto a lo comercial, el golpe más fuerte estaba en el acero, nos comprometimos a comprar a USA toda la materia prima que se requiere para su explotación.
Aún con todo el antecedente, México ratificó el tratado, fast track y casi por unanimidad, el Senado hizo lo propio, lo celebraron y negaron nuevamente que las declaraciones en contra de la IP fueran ciertas, y otra vez los señaló.

El martes pasado podría considerarse como el mejor día del Presidente en todo lo que va de su mandato. Había logrado que el TMEC se formalizara, con ello daba certidumbre a la IP para invertir en un momento en que México sufre las consecuencias de las malas decisiones en las políticas económicas del Gobierno Federal, pero además, y como la cereza del pastel, en USA detenían a Genaro García Luna, el otrora hombre fuerte en materia de seguridad del Presidente Calderón, sí, ese ex Presidente que hoy es un férreo crítico del nuevo régimen. Era en el argot beisbolero, un “home run” con casa llena. A López Obrador se le veía feliz, tan feliz, feliz, feliz como lo están sus seguidores.

Pero, como ya sabemos en este nuevo régimen, siempre hay un «pero», al enviar el Presidente Trump a su Congreso lo que en México y con la participación de Canadá se había negociado, salieron a la luz los acuerdos y alcances del tratado y sí, la IP mexicana tenía razón, México cedía soberanía en lo laboral y aceptaba en lo comercial, estar en desventaja. «Las benditas redes» hacían su trabajo y la noticia se regaba como pólvora. Trump otra vez sacaba ventaja y en México, lo celebraban. La «caja china» llamada García Luna perdía importancia y el TMEC otra vez volvía a ser el tema, tanto, que el subsecretario Seade tuvo que salir a decir que Trump los había timado, que había abusado de la buena voluntad de los mexicanos y que nuestro país estaba en contra de lo que hace apenas unos días habían firmado, ¿lo pueden creer? ¿No leyeron lo que firmaron o firmaron algo que era en contra esperanzados en que Trump no lo hiciera válido? En cualquiera de las dos, es un error y fracaso de los negociadores.

Hoy podrán decir lo que quieran, pero ellos lo aceptaron y validaron. García Luna está inmerso en un proceso jurídico basado más en suposiciones y fantasías que en algo sólido. Las declaraciones de delincuentes sirviendo como testigos protegidos en USA lo tienen ahí, veremos que tanto pueden soportar esos señalamientos o si en un tiempo el ex secretario sale libre y se confirma que lo suyo solo fue una «caja china» pactada entre el presidente de México y el fiscal de USA, días antes de que se formalizara el TMEC.

*Las coincidencias no existen, al menos NO en política.

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