Editorial
Hay un popular dicho mexicano que reza así: “El que nada debe nada teme”. Lo anterior sale a colación, debido a que existe mucha verdad en él, porque cuando se esconden las cosas, seguramente algo malo hay detrás. Para mal de este Estado, 60 de sus 81 ayuntamientos se niegan a conformar sus órganos de control interno de fiscalización y designar a su titular, como recomendó desde mayo pasado el Comité de Participación Ciudadana del Sistema Estatal Anticorrupción. Esto ha provocado que cuando a los municipios se les ha pedido aclarar ciertos temas en los que la ciudadanía tiene duda, éstos no lo han hecho debido a que no cuentan con un contralor que haya verificado la Entrega-Recepción o que se esté encargando de detectar las irregularidades de administraciones pasadas y las actuales. De ahí que vengan las dudas sobre el buen trabajo que se está realizando en la ciudadanía. A ver si está tendencia se mantiene cuando se cuestione lo que se hace con todo el dinero recaudado en sus impuestos de sus respectivos municipios y tengan que pagar factura en las elecciones del 2021.
