Editorial
Los recientes asesinatos de universitarios (seis en lo que va de este año) nos hace repensar el carácter de autonomía con el que cuenta la Universidad Autónoma de Guerrero (UAGro). Conocemos del notable poder simbólico de la máxima casa de estudios traducido en rankings mundiales, galardones en distintas ramas del conocimiento e investigaciones destacadas y, en cambio, podemos apreciar un preocupante incremento de inseguridad derivado en secuestros, robos y homicidios contra universitarios, lo que hace obligatorio pedir la presencia de la Guardia Nacional sin trastocar la autonomía universitaria. La autonomía tiene efectos administrativos y docentes pero no de soberanía, lo que no convierte a la Universidad en un Estado paralelo ni en una entidad intocable por las fuerzas de seguridad pública. La UAGro no es ajena a la realidad del País, tiene una relación directa con la sociedad, y lo que se vive entre los universitarios repercute para bien o para mal en el devenir estatal, por lo que es acertada la solicitud de pedir resguardo a las fuerzas armadas.
