Editorial
El sistema educativo nacional requiere con urgencia de la atención y apoyo de todos los ciudadanos. Si es o no reforma lo que ha venido haciendo el Gobierno de Andrés Manuel López Obrador no lo sabemos, pero lo que nos queda claro es que no hay otra propuesta de reforma educativa más que la que se implementa desde Enrique Peña Nieto y sus críticos sólo son eso, críticos. Querer desecharla sin ofrecer alternativa es una muestra de desconocimiento del estado en que se encuentra nuestro sistema educativo. Lo ideal sería someterse a votación de los padres de los alumnos si están o no conformes con que sus hijos reciban mejor educación, si quieren o no saber de las capacidades y preparación de los maestros, etcétera. No vemos ningún carácter “punitivo” en las acciones de la nueva reforma educativa de AMLO hasta ahora realizadas; es más: parecen cortas.