Texto enviado por Alfredo Bustos Ruiz de la Iglesia Nacional Presbiteriana Conservadora “El Buen Pastor”.
Ubicada en 16 de Septiembre N° 27, en el Centro de Chilpancingo, Gro.
A la pregunta más frecuente en los sondeos de opinión a principio de año: «Para usted ¿qué es la felicidad?», la respuesta suele ser: «Amar y ser amado».
Se trata de una necesidad básica de todo ser humano. ¡Cuántas frustraciones y sufrimientos cuando no tenemos a nadie a quien amar, o cuando sentimos que nadie nos ama! Sin embargo, el amor humano puede encontrar muchas decepciones. Duelos, rupturas en el seno de la pareja y conflictos familiares lo demuestran. Pero el amor de Dios tiene una dimensión completamente diferente, pues él conoce todas las necesidades de su criatura, la cual fue creada a su imagen. En la Biblia hizo promesas que recuerdan, a todo el que deposita su confianza en él, que ser amado por Dios y amarlo a su vez confiere a la vida un verdadero sentido, un nuevo respiro. ¿No se siente amado? Entonces escuche lo que Dios le dice:
“Con amor eterno te he amado; por tanto te soporté con misericordia” (Jeremías 31.3).
“No temas, yo te ayudé… En mis ojos fuiste de grande estima… Yo no me olvidaré de ti… en las palmas te tengo esculpida” (Isaías 41.13; 43.4; 49.15-16).
“Yo apacentaré mis ovejas… dice el Señor. Yo buscaré la perdida, y tornaré la amontada, y ligaré la perniquebrada, corroboraré la enferma” (Ezequiel 34.15-16).
“Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, que yo os haré descansar” (Mateo 11.28).
Nosotros hemos conocido y creído el amor que Dios tiene para con nosotros. Dios es amor; y el que vive en amor, vive en Dios, y Dios en él.
1 Juan 4.16
En esto se mostró el amor de Dios para con nosotros, en que Dios envió a su Hijo unigénito al mundo… en propiciación por nuestros pecados.
1 Juan 4.9-10