Editorial
De la tragedia que están viviendo los niños migrantes de Honduras y otros países de Centroamérica en la frontera de México, se han señalado culpables, pero sorprende que no se mencione a los principales que son sus propios padres, quienes los concibieron sabiendo de antemano que nacerían sin oportunidades. Desgraciadamente no es la única crisis humanitaria que involucra a gran cantidad de niños, están también los niños soldados de África, los que mueren de desnutrición en muchas partes del mundo; aquí mismo, hay cada vez más casos de violencia, abuso, descuido o abandono causados por sus propios padres, por haberlos traído al mundo sin realmente quererlos y sin tener el compromiso de hacerse responsables por ellos. Así que cada quien tome su parte de culpa, empezando por sus progenitores.
