Editorial
En dos días de “trabajo” un diputado o senador gana más de lo que podría ganar en un año un bombero, un médico del IMSS, un maestro rural, un barrendero de servicios públicos o un jornalero, por nombrar algunos ejemplos. Por 15 días, se les paga más de lo que puede ganar el 80 por ciento de los mexicanos que trabajan de lunes a sábado, de 09:00 a 18:00 horas, cuando menos. Esto es verdadera desigualdad social, y no se combate con más impuestos ni leyes ni reformas. Se combate con honestidad, con responsabilidad, con vergüenza, con verdaderos servidores públicos y no con un grupo de políticos ajenos a la realidad que vive México y que ven en el Congreso de la Unión un reality show. Nuestro país se hunde en la burocracia, en la ineficiencia, en la inseguridad. Los mexicanos nadamos desesperados en un mar de incertidumbre y el Poder Legislativo no nos ofrece un salvavidas, sino piedras amarradas al cuello.